Algunos vemos el vaso medio lleno; otros medio vacío. Pero cuando se trata de predecir el futuro, entramos en terreno pantanoso y por lo general, las perspectivas pesimistas no las solemos recibir con beneplácito.
Suelen ser un llamado a la moderación de las actuales tendencias (es decir, de nuestro presente) y nos sirven para rectificar situaciones que, a todas luces nos resultan negativas.
Recientemente, leí un artículo del economista y político estadounidense Robert Bernard Reich; en el que nos plantea un futuro bastante desolador (por decir, lo menos) en cuanto al trabajo y la generación de ingresos. Eso sí, sus argumentos resultan del todo lógicos y con mucho fundamento.
Reich indica que ahora es posible vender nuevos productos (o servicios) a cientos de millones de personas, utilizando poca (o ninguna) mano de obra, para producirlo y distribuirlo.
Ensamblaje de Vagones Ferroviarios. Fábrica Omiya (Japón).
Por Toshinori Baba. Dominio Público.
Da el ejemplo, de Kodak (la icónica compañía fotográfica) que al inicio de 1988 tenía 145,000 empleados; y en 2012, se acogió a bancarrota. En contraposición, durante el 2010, apareció Instagram que contaba con 13 colaboradores y le da servicio a 30 millones de clientes. Y la proporción entre creadores/productores y clientes, continúa en picado. En el caso de Whatsapp cuenta con 55 colaboradores y da servicio a 450 millones de usuarios. Otro de los ejemplos, que nos da Reich, es el de un amigo suyo, que desde su casa en Tucson (Arizona), inventó recientemente una máquina capaz de detectar partículas de ciertos elementos en el aire; ha vendido cientos de ellas, por internet, por todo el mundo. Dicho amigo fabrica sus máquinas, en la cochera de su casa usando una impresora 3D. Todo el proceso productivo y de negocios; en éste caso, depende de una sola persona.
Ensamblaje de Vagones Ferroviarios. Fábrica Omiya (Japón).
Por Toshinori Baba. Dominio Público.
Da el ejemplo, de Kodak (la icónica compañía fotográfica) que al inicio de 1988 tenía 145,000 empleados; y en 2012, se acogió a bancarrota. En contraposición, durante el 2010, apareció Instagram que contaba con 13 colaboradores y le da servicio a 30 millones de clientes. Y la proporción entre creadores/productores y clientes, continúa en picado. En el caso de Whatsapp cuenta con 55 colaboradores y da servicio a 450 millones de usuarios. Otro de los ejemplos, que nos da Reich, es el de un amigo suyo, que desde su casa en Tucson (Arizona), inventó recientemente una máquina capaz de detectar partículas de ciertos elementos en el aire; ha vendido cientos de ellas, por internet, por todo el mundo. Dicho amigo fabrica sus máquinas, en la cochera de su casa usando una impresora 3D. Todo el proceso productivo y de negocios; en éste caso, depende de una sola persona.
Si para éstas alturas del artículo, ya están asustados, no se preocupen que al parecer las nuevas tecnologías no solamente reemplazan fuerza laboral; sino que también "sustituyen conocimientos".
La combinación de sensores avanzados, reconocimiento de voz, inteligencia artificial, grandes bases de datos, búsqueda de texto y algoritmos de reconocimiento de patrones; está generando robots inteligentes capaces de aprender, rápidamente, acciones humanas (incluso aprender de otros robots), nos comenta Reich.
"Si creemos que por ser profesionales altamente cualificados, nuestros puestos de trabajo están seguros, piénsalo otra vez".
Los dos sectores de la economía que alberga a más profesionales, son salud y educación, y siempre están bajo mucha presión para recortar gastos. Las "máquinas expertas" podrían tomar el relevo. Estamos en el umbral de las aplicaciones móviles de salud; para medir lo que sea, desde el colesterol hasta la presión arterial, y junto a software de diagnóstico, que te dice qué significa y qué tienes que hacer al respecto. En los próximos años, aplicaciones y programas informáticos estarán haciendo muchas de las cosas que antes hacían los médicos, enfermeras y técnicos (por ejemplo, ecografías, tomografías, y electrocardiogramas), nos dice Reich.
La combinación de sensores avanzados, reconocimiento de voz, inteligencia artificial, grandes bases de datos, búsqueda de texto y algoritmos de reconocimiento de patrones; está generando robots inteligentes capaces de aprender, rápidamente, acciones humanas (incluso aprender de otros robots), nos comenta Reich.
"Si creemos que por ser profesionales altamente cualificados, nuestros puestos de trabajo están seguros, piénsalo otra vez".
Los dos sectores de la economía que alberga a más profesionales, son salud y educación, y siempre están bajo mucha presión para recortar gastos. Las "máquinas expertas" podrían tomar el relevo. Estamos en el umbral de las aplicaciones móviles de salud; para medir lo que sea, desde el colesterol hasta la presión arterial, y junto a software de diagnóstico, que te dice qué significa y qué tienes que hacer al respecto. En los próximos años, aplicaciones y programas informáticos estarán haciendo muchas de las cosas que antes hacían los médicos, enfermeras y técnicos (por ejemplo, ecografías, tomografías, y electrocardiogramas), nos dice Reich.
Mientras todo esto ocurre, el trabajo de maestros y profesores universitarios, desaparecerá; reemplazados por cursos online y libros de textos interactivos, argumenta Reich.
¿En dónde terminará todo ésto?
Según Reich, toda esta situación podría terminar con una máquina que lo haga todo y que cumpla con nuestros deseos; y que por lo tanto, sería "la mejor máquina jamás inventada". Con el único inconveniente de que nadie podría comprarla, ya que nadie tendría la forma de ganar dinero, precisamente, porque la máquina que lo hace todo, ha dejado sin trabajo a todos.
Sería un escenario imaginario (al extremo), pero cuando más y más cosas pueden ser realizadas por menos y menos personas: las ganancias van cada vez más, a un círculo reducido de ejecutivos, propietarios e inversores.
Sería un escenario imaginario (al extremo), pero cuando más y más cosas pueden ser realizadas por menos y menos personas: las ganancias van cada vez más, a un círculo reducido de ejecutivos, propietarios e inversores.
Un ejemplo, de esto es la compra de Whatsapp por parte de Facebook; en ese momento Jan Koum (ejecutivo y fundador de la aplicación), tenía el 45% de las acciones, lo que supuso unos 6800 millones de dólares. Otro fundador, Brian Acton obtuvo 3000 millones de dólares (tenía el 20% de las acciones).
Cada uno de los colaboradores iniciales, poseían el 1% de la acciones; lo que les representó 160 millones de dólares a cada uno.
Robot Humanoide para el estudio del desarrollo de la conciencia artificial.
Universidad de Meiji (Japón) Por UZM (Trabajo propio) [CC BY-SA 4.0], undefined
Robot Humanoide para el estudio del desarrollo de la conciencia artificial.
Universidad de Meiji (Japón) Por UZM (Trabajo propio) [CC BY-SA 4.0], undefined
Mientras tanto, el resto de los mortales, nos quedamos proporcionando las únicas cosas que la tecnología (todavía) no puede dar: atención persona a persona, afecto humano, y cuidados. Pero estos tipos de trabajo pagan muy poco, lo que supone que la mayoría de nosotros, tendrá cada vez menos dinero para comprar la deslumbrante variedad de productos y servicios generada por las tecnologías de gran éxito; debido a que esa misma tecnología reemplazará nuestros trabajos.
El señor Reich, sugiere que se necesita un nuevo modelo económico ya que "el antiguo modelo del siglo XX" (producción en masa realizada por muchos; para ser consumida, en masa, por muchos) ya no da para más.
Ese círculo virtuoso (los trabajadores eran consumidores, los consumidores eran trabajadores) se está cayendo a pedazos. Y un futuro, con una producción casi ilimitada, hecha por un puñado(muy reducido) de personas; para ser consumida por quien pueda pagarla, es una receta para un colapso económico y social.
El señor Reich, sugiere que se necesita un nuevo modelo económico ya que "el antiguo modelo del siglo XX" (producción en masa realizada por muchos; para ser consumida, en masa, por muchos) ya no da para más.
Ese círculo virtuoso (los trabajadores eran consumidores, los consumidores eran trabajadores) se está cayendo a pedazos. Y un futuro, con una producción casi ilimitada, hecha por un puñado(muy reducido) de personas; para ser consumida por quien pueda pagarla, es una receta para un colapso económico y social.
En ese contexto, nuestro problema no será el número de puestos de trabajo; sino la distribución de los ingresos y la riqueza.
"Tecnología y Dinero"
por SEOPlanter (Flickr) Bajo licencia CC 2.0
Ante este panorama ¿Qué debemos hacer?
Reich nos señala que la palabra "redistribución" se ha transformado en una "mala palabra", pero el tipo de economía a la que nos dirigimos a toda velocidad (como humanidad); en la cual, cada vez más y más es producido por menos y menos personas (que se llevan todas las ganancias), dejando al resto sin poder adquisitivo suficiente, no puede funcionar. Finalmente, nos indica Reich, podría resultar que una redistribución del ingreso y la riqueza (desde los propietarios de las tecnologías de vanguardia hacia el resto de nosotros), sería la única forma en el que la economía del futuro funcione.
por SEOPlanter (Flickr) Bajo licencia CC 2.0
Ante este panorama ¿Qué debemos hacer?
Reich nos señala que la palabra "redistribución" se ha transformado en una "mala palabra", pero el tipo de economía a la que nos dirigimos a toda velocidad (como humanidad); en la cual, cada vez más y más es producido por menos y menos personas (que se llevan todas las ganancias), dejando al resto sin poder adquisitivo suficiente, no puede funcionar. Finalmente, nos indica Reich, podría resultar que una redistribución del ingreso y la riqueza (desde los propietarios de las tecnologías de vanguardia hacia el resto de nosotros), sería la única forma en el que la economía del futuro funcione.
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