No importa si eres una
"persona madrugadora" o un "búho de la noche" todo está
determinado a nivel celular.
Existe un pequeño, pero
importantísimo grupo de neuronas en tu cerebro, que te dicen ¿ Qué hacer ? y
¿Cuándo hacerlo?.
Es del
tamaño de una semilla de mostaza, pero el Núcleo Supraquiasmático (NSQ),
regula cuando comes, cuando duermes, cuando sientes sed, además de una larga
lista de funciones relacionadas con el comportamiento social y sexual.
Esta
pequeña "semilla de mostaza" es nuestro "reloj maestro" que
mantiene al cerebro y al cuerpo sincronizados. Es lo que hace a una persona un
"búho nocturno" o una "alondra mañanera". Y estas
características parecen ser genéticas, pre-establecidas antes de nacer, nos
comenta Seth Blackshaw,
profesor asociado de Neurociencias en Johns Hopkins.
Blackshaw
es el autor de un nuevo estudio a cerca del desarrollo del NSQ, y los hallazgos
de su equipo de investigadores representa un gran "paso
adelante"hacia un mejor tratamiento de los trastornos del sueño, y de
incluso, el Jetlag.
Los
problemas del sueño son considerados "una epidemia de salud pública",
de acuerdo con el CDC ( the
Centers for Disease Control and Prevention, por sus siglas en
inglés).
Los hábitos
de sueño de las personas cambian a medida que envejecen, un hecho bien
establecido, pero poco entendido.
"El
proceso de cambio de acostarse tarde en la noche, de los adolescentes, no es
comprendido a nivel molecular," indica Blackshaw. "Los adolescentes
tienden a ser búhos y a medida que vamos creciendo, generalmente, se tiende a
cambiar a un patrón de "alondra mañanera". Nadie sabe realmente
porqué. Pero se sabe que la "sincronización" del NSQ se deteriora al
envejecer."
También sabemos
que jugar con nuestro reloj biológico nos hace sentir mal. Pero permanecer
despierto cuando tu cuerpo desea dormir, también es malo para las
personas.
Muchos
estudios demuestran que las personas que trabajan en turnos nocturnos, nunca
llegan a adaptarse completamente a su horario nocturno. Estos trabajadores
a menudo tienen problemas con el colesterol alto, obesidad y diabetes. Incluso,
algunos estudios han encontrado que los trabajadores nocturnos tienen un riesgo
elevado de cáncer o infartos cardíacos.
Aquí está
lo curioso de todo ésto: El reloj biológico que te mantiene en vigilia o en
sueño, no está solamente en tu cerebro, sino que está en todo el cuerpo. Cada
célula es "su propio reloj" sincronizado con el NSQ (el reloj maestro), y todas esas
células apropiadamente, conectadas para mantenerse sincronizadas. Blackshaw lo
sabe muy bien porque el ha intentado romper esa conexión.
Lo que él
encontró, en un estudio con ratones, fue una "importante" trastorno,
cuando su equipo removió un gen clave, que ayuda al NSQ a comunicarse con las
demás células. En lugar de comportarse en un horario normal de 24 horas, los
ratones empezaron a comportarse como si tuvieran 2 ó 3 relojes biológicos
gobernando sus comportamientos, al mismo tiempo.
"Cuando observamos minuciosamente sus ritmos, comenzamos a ver
verdaderos problemas," nos dice Blackshaw. "Aunque el reloj biológico
todavía está funcionando, no estaba bien sincronizado. Parecía que la luz del
día podía todavía sincronizar sus ritmos de actividades. Pero si los
colocábamos en la oscuridad... al examinar --el núcleo del ciclo circadiano-- ,
encontramos que estaba totalmente desorganizado."
Todo ésto
resulta importante para los seres humanos, porque sabemos que hay personas que
presentan sus ciclos circadianos alterados —personas que presentan insomnio
severo, o aquellos que se autodenominan personas mañaneras o búhos, dependiendo
del día de la semana.
Una
investigación más exhaustiva al NSQ de esas personas, podría también, ayudar a
explicar, porqué algunas personas que trabajan en turnos diurnos, también
llegan a desarrollar problemas de salud. Si existe un desajuste entre el NSQ y
los ritmos del resto de las células, eso podría ser la clave que nos indique
que existe algún daño mayor en el NSQ o en sus proteínas.
"Esta
pequeña estructura controla muchas, muchas cosas," nos comenta Blackshaw.
"Estamos hablando de una amplia gama de procesos fisiológicos, que
incluyen no solo el metabolismo, sino que también los cambios de humor, las
funciones cognitivas, la memoria, depresión y hasta la reproducción."
Todo ésto,
provoca otras preguntas a cerca de "aquellos otros relojes"—los
ritmos en cada una de las células, que toman señales del NSQ para
sincronizarse. Si nuestro "reloj maestro" es tan importante, ¿Porqué
tendremos todos esos otros "mini-relojes"?
Los científicos no están
seguros (se desconoce la respuesta).
Pero
Blackshaw sospecha que podría tratarse de un asunto de "redundancia".
Los relojes a nivel celular —nos podrían mantener sincronizados, sin el NSQ,
por horas o días despues de un fallo— serían una especia de
"estabilizadores giroscópicos", o como las "las rueditas de
aprendizaje de las bicicletas", en realidad serían muchas "rueditas
de aprendizaje".
Por otra
parte, el reloj biológico de nuestro cuerpo podría ser un sistema más simple o
algo más complejo, de lo que sabemos en la actualidad. Podría tener relación,
con el origen de todo ser humano—como una única célula.
"Porque si nos ponemos a pensar, un organismo unicelular como el
alga verde-azul mantiene su propio reloj, también," nos indica Blackshaw.
"Perfectamente podría ser que todo el proceso inicie con un "oscilador"
o reloj unicelular; algo que ya haya estado incrustado en los organismos
unicelulares, cuando se evolucionó hacia la multicelularidad. Algo diseñado e
insertado, profundamente en todo el sistema."
Traducción sin fines de
lucro, exclusivamente con fines de divulgación científica en idioma castellano.
Artículo original en inglés aquí
Todos los derechos
reservados para ADRIENNE LAFRANCE (@ADRIENNELAF) y para la revista The
Atlantic.
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