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miércoles, 24 de septiembre de 2014

¿Tendremos que volver a plantearnos otro origen para nuestro Universo?

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«BlackHole». Disponible bajo la licencia Public domain vía Wikimedia Commons.

Por Thania Benios

Los Agujeros Negros han cautivado la imaginación del público, y han sido objetos de fascinación por parte de la cultura popular, desde Star Trek a Hollywood. Son "la frontera de lo desconocido" los objetos más densos y obscuros, del universo, que ni siquiera la luz puede escapar de ellos.
Como si no fueran lo suficientemente extraños, para empezar; ahora debemos agregar ésto a esa mezcla: "Al parecer, no existen".
Combinando dos teorías conflictivas, Laura Mersini-Houghton, profesora de física de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (Colegio de Artes y Ciencias), ha probado, matemáticamente, que los Agujeros Negros, no pueden existir. Este trabajo no solamente llevará a los científicos a "re-imaginar" el tejido espacio-tiempo, sino que también, los tienen que llevar a replantear el origen del Universo.
“Todavía no me he recuperado del shock,” nos comenta Mersini-Houghton. “Hemos estado estudiando éste problema, por más de 50 años; y estos resultados nos llevan a pensar muchísimo al respecto.”
Durante décadas, se creyó que los agujeros negros se formaban cuando una estrella masiva colapsaba por su propia gravedad, hacia un punto en el espacio (imaginemos al planeta Tierra colapsando, en si misma, hasta llegar a ser una pelota del tamaño de un maní) llamado singularidad. Una membrana invisible conocida como horizonte de sucesos rodea a la singularidad, y atravesar dicho horizonte significa que nada puede salir de allí. Es el punto (o límite) en el cual la atracción gravitacional del Agujero Negro es tan fuerte, que nada puede escapar.
La razón por la que los Agujeros Negros son tan extraños, es que enfrenta a dos teorías fundamentales del Universo (una contra la otra). La teoría de la Gravedad de Einstein predice la formación de los agujeros negros, pero la ley fundamental de la Teoría Cuántica afirma que ninguna "información" del Universo, puede desaparecer. Los esfuerzos para combinar ambas teorías han llevado a un "sinsentido matemático", que llegó a ser conocido como la paradoja de la pérdida de la información.
En 1974, Stephen Hawking utilizó la mecánica cuántica para demostrar que los agujeros negros emitían radiación. Desde entonces, los científicos han detectado pistas en el cosmos, que son consistentes con ésta radiación, identificando a una cada vez más numerosa lista de agujeros negros en el universo.
Pero ahora, Mersini-Houghton nos describe un escenario totalmente nuevo. Ella y Hawking concuerdan en que cuando una estrella colapsa en su propia gravedad, produce la radiación de Hawking. Sin Embargo, en su nuevo trabajo, Mersini-Houghton demuestra que al expulsar ésta radiación, la estrella también pierde masa. Tanto es así, que a medida que se encoge, la estrella ya no tiene la densidad para convertirse en un agujero negro.
Antes que un agujero negro se pueda formar, la estrella decadente (moribunda) se incha por última vez y luego explota. La singularidad (en éstas circunstancias) nunca se formaría, al igual que su horizonte de sucesos. El mensaje o lección de todos éstos resultados, es claro: no existen los agujeros negros.
La publicación de éste trabajo se ha realizado recientemente en ArXiv, un repositorio en línea de trabajos de investigación de física, los cuales no han sido revisados aún por colegas. Ofrece soluciones numéricas exactas y precisas para éste problema, y fue realizado en colaboración con Harald Peiffer, un experto en relatividad numérica de la Universidad de Toronto
Otro trabajo preliminar, hecho por Mersini-Houghton, fue colgado en ArXiv en Junio, y fue publicado además en el journal de física Letters B, y ofrece soluciones aproximadas al problema.

Algún día se podrá obtener evidencia experimental que nos proporcione "evidencia física", que los agujeros negros existe o no en el Universo. Pero, por ahora, Mersini-Houghton nos dice que las matemáticas son concluyentes.
Muchos físicos y astrónomos creen que nuestro universo se originó a partir de una singularidad que empezó a expandirse con el Big Bang. Sin embargo, si las singularidades no existen, los científicos tendrán que re-pensar o replantearse sus ideas a cerca del Big Bang; o incluso si llegó a darse.
“Los físicos han intentado fusionar éstas dos teorías – La Teoría de la Gravedad de Einstein y la mecánica cuántica – por décadas, pero éste escenario nos lleva a unirlas, en armonía,” nos comenta Mersini-Houghton. “Y eso es de suma importancia.”
Los trabajos de Mersini-Houghton en ArXiv:
Soluciones Aproximadas:http://arxiv.org/abs/arXiv:1406.1525
Traducción al castellano sin fines de lucro; exclusivamente para divulgación científica y tecnológica, todos los derechos reservados para la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y para Thania Benios.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

El punto de inflexión de la Explosión demográfica fue hace 2000 años





La explosión demográfica humana, usualmente se atribuye o deriva de la industrialización y las mejoras en la salud pública; de los siglos 18 y 19, pero en realidad, es el resultado de cambios que ocurrieron muchísimos más atrás en el tiempo, hace unos 2000 años, de acuerdo con un nuevo estudio.
“La revolución industrial y los avances en salud pública, fueron razones inmediatas para que la población viviera por más tiempo,” nos comenta Aaron Stutz, profesor asociado de antropología de la Universidad de Emory. “Pero si buscas más allá en el pasado, sin embargo, los datos sugieren que un "umbral crítico" de organización política y económica estableció las bases para la explosión demográfica, hace 1500 a 2000 años, cerca del inicio de la Era Común (equivalente Anno Domini o d.C.).
“El equilibrio político-económico resultante, fue el punto de inflexión para la economía de escala: Creó un amplio rango de oportunidades, permitiendo a una mayor cantidad de personas obtener recursos, formar familias exitosas y generar capital suficiente para transferirlo a la siguiente generación.”

Mil Millones y más allá

La dinámica de la población humana, ha sido un tema candente desde 1798, cuando el estudioso británico Thomas Robert Malthus publicó su controversial ensayo, en el cual indicaba que las grandes explosiones demográficas, en tiempos de abundancia, inevitablemente, eran revertidos por períodos de hambruna y enfermedad.
Si bien le tomó a la humanidad "cientos de miles de años" alcanzar esa cifra de mil millones de habitantes; solamente, nos tomó 120 años duplicarla (a 2000 millones). Y durante, los últimos 50 años, la población humana ha llegado a casi 8 mil millones.
“Es Alucinante,” indica Stutz. “La población humana no se ha comportado como cualquier otra población animal del planeta. Nosotros no hemos permanecido en ninguna clase de equilibrio, con lo que podríamos considerar un típico nicho ecológico” nos comenta.

Historiadores económicos y demógrafos se han enfocado en los cambios sociales que ocurrieron durante la Revolución Industrial, como explicación al crecimiento "super-exponencial" de la población. Pero, Stutz, como un arqueólogo de profesión, quizo explorar mucho más atrás en el tiempo.
“Los arqueólogos están interesados en buscar los cambios más antiguos en la sociedad humana,” nos dice Stutz. “Además, en la búsqueda de esos datos, nosotros nos adentramos en otras cosas, como las viviendas de las personas, patios comunitarios (zonas comunes), campos de cultivo, puertos, etc. etc. Que nos proporciona una visión más holística (visión total del asunto), de como la sociedad humana y el medio ambiente influyen uno en el otro a través del tiempo.”
Stutz encontró que el potencial de la población humana, para florecer a pesar de la degradación ambiental, los conflictos y las enfermedades; se encuentra en una sutil interacción entre competencia y organización.
En un momento de inflexión determinado, ésta interacción creó oportunidades para los individuos, y radica en ganar mas control de sus vidas y prosperar, abriendo la puerta a la economía de escala.

Vidas cortas durante el imperio romano

Stutz cita al Imperio Romano, el cual duró 500 años, desde justo antes de la Era Común (equivalente Anno Domini o d.C.), hasta el años 476 E.C. (Era Común); como un ejemplo clásico de sociedad humana "atravesando dicho umbral crítico".
Uno de los más prósperos y prolongados imperios en la historia, notable por su organización económica y política, literatura y sus avances en arquitectura e ingeniería.
Y sin embargo, a nivel individual, la vida no era tan grandiosa. Trabajadores agrícolas y mineros vivieron vidas cortas y miserables para producir todos aquellos bienes y excedentes, para el comercio y el mantenimiento y expansión del imperio. Y un gran número de hombres jóvenes tuvieron que servir en el ejército, para evitar las rebeliones.
“La gran mayoría de las personas que vivieron bajo el Régimen Romano tenían una expectativa de vida alrededor de los 29 a 30 años,” nos indica Stutz. “Una gran parte de la población estaba alimentando, literalmente, el dinamismo que estaba llevándose a cabo en el desarrollo político y económico del Imperio. Esos trabajos aumentaron el potencial de proveer de más democracia y competitividad, a menores escalas.
“Todo ésto, en cambio, llevó a una dinámica intergeneracional más compleja, haciendo posible una mejor atención a la descendencia, e incluso, transferir o heredarles recursos a ellos.”

Talleres clandestinos y desigualdad

El punto de inflexión se alcanzó, nos dice Stutz, y esa tendencia continuó a pesar de la caída del Imperio Romano.
“Estas entidades económicas y políticas, cada vez más complejas y desentralizadas, que fueron creadas alrededor del inicio de la Era Común hasta el año 1500 crearon suficientes oportunidades para los individuos, los estados y poderes masivos como Inglaterra, Francia y China; que les permitió tomar ventaja del potencial de la economía de escala,” indica Stutz.
Este nuevo marco o perspectiva a cerca de la dinámica de la Población Humana, nos podría llevar a un mejor entendimiento sobre cómo las organizaciones políticas y económicas, afectan a la sociedad de hoy en día, agrega Stutz.
“Podríamos estar terminando, otra vez, en una situación en donde una gran parte de la población está trabajando; basicamente para sostener (o mantener) a una minoría,” nos comenta Stutz. “Ciertamente, podemos mencionar los talleres (y fábricas) clandestinas, en el mundo en desarrollo, como ejemplo. Otro ejemplo potencial, de ésta situación, es el aumento en la desigualdad de ingresos, que ha sido bien documentado en los Estados Unidos, en las últimas décadas.”

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